Un proyecto del Ministerio de Obras Públicas (MOP) ha encendido las alertas ciudadanas en la zona sur de La Reina. Se trata del Proyecto de Control Aluvional y de Crecidas Líquidas en la Quebrada de Ramón, actualmente en proceso de evaluación ambiental, que contempla una serie de intervenciones de gran magnitud en uno de los últimos ecosistemas naturales precordilleranos dentro del área urbana de Santiago.

Si bien la protección frente a eventos aluvionales es una preocupación legítima, vecinos organizados, profesionales y expertos han levantado fundadas críticas sobre el diseño, el impacto, el costo, la falta de participación y la ausencia de alternativas evaluadas en este megaproyecto.
¿Qué propone el proyecto del MOP?

Este proyecto, presentado por la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP, contempla:
- La excavación de 7 estanques retenedores de grandes dimensiones, dispuestos a ambos lados del cauce de la quebrada. Cada uno tendría una profundidad entre 18 y 24 metros (equivalente a un edificio de 10 pisos) y una superficie similar a una cancha de fútbol.
- Las obras se extenderían por al menos 8 años, con tránsito permanente de camiones de alto tonelaje que transportarán los millones de metros cúbicos de tierra y roca extraídos hasta botaderos en la comuna de Puente Alto.
- El volumen total de material a remover equivale a trasladar 1,5 veces el cerro Santa Lucía, lo que implicaría un impacto urbano de gran escala: polvo en suspensión, ruido, vibraciones, daños al pavimento, congestión vial y deterioro de la calidad de vida.
- Parte de estas obras se ubican a menos de 100 metros de la Falla de Ramón, considerada activa por diversos especialistas, quienes han recomendado restringir cualquier infraestructura en una franja de 300 metros a cada lado.
- Se contempla la expropiación de terrenos privados, afectando a familias que han vivido por generaciones en el sector.
- El proyecto no considera el uso de explosivos, a pesar de que es previsible la presencia de clastos de roca y bolones de gran tamaño, lo que podría implicar demoras, sobrecostos y nuevos riesgos en plena zona urbana.
La inversión estimada, según valores de 2016, era de US$80 millones, pero hoy el presupuesto actualizado podría superar los US$200 millones, sin contar los costos indirectos y sin haber resuelto aspectos clave del diseño como el sistema de vaciamiento de los estanques tras una crecida.
¿Cómo se activa la comunidad?
Un grupo de ingenieros y profesionales de diversas disciplinas —entre ellos expertos en hidráulica, ecología, agronomía, ingeniería estructural, entre otros— se enteraron del proyecto tardíamente, a raíz del llamado a participación ciudadana en 2021. Alertados por los riesgos que podría implicar para el entorno natural y urbano, decidieron conformar un comité técnico de expertos para estudiar en profundidad los antecedentes.
Tras analizar el proyecto en detalle, constataron su carácter desproporcionado, una serie de deficiencias técnicas, y el enorme impacto ambiental, urbano y social que tendría en el sector. El área afectada es mucho mayor de lo que se ha comunicado públicamente y las obras se realizarían en una zona actualmente clasificada como área verde y paseo peatonal en el plan regulador.
El líder de la mesa técnica del comité es Óscar Ulloa, ingeniero hidráulico y actual presidente de la Junta de Vecinos N°14. El comité ha sostenido reuniones con parlamentarios, representantes del MOP, y funcionarios de la Municipalidad de La Reina. Sin embargo, la experiencia más negativa ha sido con el propio MOP, donde —según indican— han encontrado oposición en lugar de diálogo técnico. El alcalde, por su parte, nunca recibió al comité, delegando la interlocución a funcionarios subalternos.
Ante la falta de respuesta institucional, el comité se contactó con el Comité de Seguridad y Desarrollo Vecinal de la Zona 14, con el objetivo de difundir esta información, conectar con más personas de la comunidad y sumar esfuerzos en la defensa del territorio y en la exigencia de una evaluación técnica y participativa seria.
¿Qué omisiones técnicas tiene el proyecto?

No se presentaron alternativas. Solo se evaluó una solución —la más invasiva— sin comparar con opciones más sostenibles o adaptadas al nuevo contexto climático.
No se incorporaron criterios de cambio climático. El propio MOP reconoció que el diseño es anterior a la Ley Marco de Cambio Climático (2022), y por lo tanto no se ajusta a los estándares actuales de sostenibilidad ni al enfoque de soluciones basadas en la naturaleza.
El proyecto no resuelve aspectos fundamentales del diseño hidráulico, como el vaciado posterior de los estanques y el comportamiento real del sistema en condiciones extremas.
No se consideraron impactos acumulativos en la red vial ni en el entorno humano durante los 8 años de ejecución.



Ejemplo de pozas de Control Aluvional Quebrada Tres Puntas en Antofagasta.
¿Qué se propone como alternativa?


Los vecinos no se oponen a que se tomen medidas de mitigación del riesgo aluvional, pero exigen que estas se hagan con proporcionalidad, responsabilidad y transparencia. Entre las propuestas que se han puesto sobre la mesa están:
- Construcción de muros de contención dentro del cauce, como los ya existentes entre Padre Hurtado y Florencio Barrios, que han funcionado efectivamente en las crecidas recientes (2023–2024).
- Reforestación con flora nativa, recuperación del suelo y restauración del equilibrio ecológico de la quebrada.
- Implementación de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN): terrazas de infiltración, corredores ecológicos, amortiguación natural del agua y retención vegetacional, como ya se hace con éxito en Europa y otras partes de Chile.
- Transformar la quebrada en un espacio público de acceso controlado y educativo, con circuitos de caminata, observación de flora y fauna, y uso comunitario.
Estas alternativas son más económicas, menos invasivas y más sostenibles, y permitirían que el territorio deje de estar oculto y cerrado, para ser un espacio real de encuentro, aprendizaje y resiliencia urbana.
¿Por qué nos debe importar?

A algunos les puede parecer que este proyecto no los afecta directamente. Que los terrenos están cerrados, que no se ven, o que igual se gastará ese dinero en otra obra. Pero la realidad es distinta:
Sí nos afecta como comunidad: por los impactos en el tránsito, el polvo, el ruido, las vibraciones y la congestión diaria.
Nos afecta como ciudadanos: porque se está usando dinero público en una obra que no cumple los estándares actuales de eficiencia, proporcionalidad ni evaluación técnica adecuada.
Nos afecta como vecinos: porque se expropian terrenos históricos sin una justificación razonable, y se amenaza la calidad de vida de cientos de familias por casi una década.
Y nos afecta como sociedad: porque las decisiones de este nivel no se pueden tomar sin participación real de quienes viven y cuidan el territorio.
¿Qué sigue?
La comunidad se está organizando. Se están coordinando reuniones informativas, difusión de antecedentes, contacto con otras juntas de vecinos y una mesa de trabajo técnica y ciudadana.
Lo que está en juego no es solo un proyecto hidráulico. Es una forma de entender cómo se construye ciudad, cómo se cuida la naturaleza, cómo se usan los recursos del Estado y cómo se respeta a las comunidades.
Conclusión
Sí al control de riesgos.
Sí a la protección de vidas.
Pero no así.
No con destrucción, no con improvisación, no sin diálogo.
Desde la Zona 14 decimos con fuerza:
sí a soluciones sostenibles, transparentes y justas, que cuiden tanto a las personas como al entorno.
Y que respeten a los vecinos que habitan y conocen el territorio.
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